En 1939, el
matrimonio ruso de ingenieros formado Semyon y Valentina Kirlian estaba
haciendo una investigación con un aparato para electroterapia en su laboratorio
en Ucrania. Por error uno de ellos tocó un electrodo y al mismo tiempo recibió
un shock que produjo un brillante destello luminoso en su mano. Entonces pensó
en colocar sobre una lámina de papel fotosensible la mano fotografiarla. Al
revelar la película, vio con gran sorpresa que en la película aparecían unas
emanaciones parecidas a un halo de luz que rodeaban sus dedos.
Esta idea fue
estandarizada y se creó lo que serían las “cámaras kirlian”, placas conectadas
a un transformador llamado “bobina de Tesla”, sobre las que se les pone una
película o papel fotográfico y encima un vidrio sobre el objeto que queremos
hacerle la fotografía. Con la corriente eléctrica correspondiente obtenemos
estas curiosas imágines de halos brillantes de luz de diferentes colores que
nos muestran aquello que es invisible aún para muchos ojos, pero que realmente
existe.
La fotografía
Kirlian, con el tiempo se ha perfeccionado más. Actualmente utiliza impulsos de
alto voltaje y frecuencias de electrones en cascada para tomar fotos de los
campos de la energía radiante que rodea a los objetos. Al principio se pensaba
que se encuentra sólo en la materia viva, pero estos ámbitos de la energía se
han descubierto irradiando de casi todo lo que nos rodea, aunque en la materia
viva parece haber mayores campos definidos.
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